La institución del barrio Agronomía se apoya en esta actividad, con formatos formativos-recreativos y competitivos, para sumar socios.
En modo figurativo, Comu sabe muy bien cómo defenderse, cuándo dar el golpe y qué hacer para crecer y dejar una huella, porque a lo largo de su vida ha ido transitando distintos caminos, pasando por buenos y malos momentos, tanto en el plano institucional como en lo deportivo y social, siendo, por ejemplo, ícono de los clubes de la Ciudad de Buenos Aires en la década del 60´ y enfrentando una quiebra hace 20 años. Hoy, bajo la premisa de seguir creciendo como club, apuesta al boxeo como un pilar importante.
“Arrancamos en 2011 en un gimnasio que había en el club, era un espacio muy deteriorado que estaba abierto y podía meterse cualquiera. Nosotros invertimos plata y tiempo para refaccionarlo y remodelarlo. Estuvimos dos años sin cobrar. Todo por amor al arte, todo lo que entraba era para reinvertirlo. Al principio las clases eran gratis y después pusimos un valor muy bajo a voluntad”, le cuenta a nuestro periódico Gastón Torres, uno de los profesores a cargo de la coordinación de la actividad junto con Damián Rosati.
Comunicaciones está en quiebra desde el 2000, momento a partir del cual empezaron a entrar en escena distintos órganos fiduciarios, sin embargo, nunca hasta 2013, se contaba con la presencia de un interventor deportivo. “A partir de su llegada regularizamos la situación y arrancamos”, explica.
La disciplina se divide en dos formatos, el recreativo-formativo y el competitivo. Las clases, disponibles para ambos sexos, se dictan actualmente en cupos limitados de 12 personas y constan de una primera parte física, que incluye una entrada en calor corriendo y lo que se llama gimnasia de boxeo con abdominales, trabajos con mancuernas, brazos, piernas y flexiones. Luego, una segunda etapa técnica con ejercitación de golpes y correcciones, y finalmente la elongación.
Respecto del miedo o las dudas que surgen en todos aquellos que quieran incursionar en este deporte, aclara: “El que viene a entrenar no necesariamente va a subirse al ring, no vamos contra la voluntad de la persona, todo lo contrario. Hacen la parte de gimnasia y técnica, y si quieren suben. Pero no reciben ningún golpe, por ejemplo si soy nuevo practico los golpes con un avanzad que a su vez practica defensa”.
El golpe que no pudo esquivar Comu fue el de la pandemia, por eso con la llegada del covid-19 las puertas de los gimnasios estuvieron cerradas, aunque, fiel a su estilo, El Cartero de Agronomía no bajó la guardia y en ese lapso se dedicaron a realizar algunos arreglos de estos espacios donde se llevan a cabo los entrenamientos.
“El primer objetivo cuando empezamos era iniciarnos como actividad, que lo logramos al poco tiempo. Hoy la meta es otra: brindar un servicio al socio, generar más socios y ayudar a que el club siga creciendo”, concluye Torres.
Club Comunicaciones, un club que supo colgarse el cinturón de campeón y besar la lona, pero que pese a todo siempre se calzó los guantes para subirse al ring.