El esquema divide las aulas en dos grupos y la asistencia de los alumnos sigue un método conocido como “4-10”. No concurren todas las semanas.

 

Aunque aún no hay fecha formal para el regreso a clases, el Gobierno porteño avanza en la elaboración del protocolo escolar post-pandemia. Horacio Rodríguez Larreta tiene pensado seguir el mismo modelo que aplicó Israel y para este fin se abrieron distintas mesas de trabajo en la que participan el ministro de Educación Luis Bullrich, epidemiólogos y especialistas en educación, niñez, y espacio y transporte urbano.

Se trata de un esquema conocido como “4-10”, que divide a las aulas en dos grupos. El primer grupo asistiría la semana 1, de lunes a jueves y descansaría la semana 2. Mientras que el segundo grupo de estudiantes iría la semana 2, de lunes a jueves, y descansaría la semana 3, donde retornaría el primer grupo y así sucesivamente.

Desde el ministerio de educación porteño explicaron que este esquema tiene una lógica científica que se adecúa a las propiedades del virus. En caso de haber un contagio en el aula, el Covid-19 tiene un período latente, que se extiende durante tres días. En ese período, los nuevos infectados tienen pocas o nulas posibilidades de contagiar a sus compañeros.


Una vez pasada esa ventana, los chicos ya estarían en el hogar, cumpliendo aislamiento. Por lo cual, estiman, las chances de que un curso entero se contagie se reducen. Superados los 10 días en casa se cumplirá el ciclo de dos semanas. De este modo, ya podrían retornar a las aulas sin riesgos.

En principio volverían dos semanas antes: directivos, docentes, personal administrativo y auxiliares, para que cada uno avance en sus tareas ya sea de planificación, puesta a punto y limpieza de los establecimientos.

Asimismo dentro del protocolo se analiza reducir la duración de la jornada que pasaría a durar tres horas. El ingreso y la salida de los establecimientos serán en tandas cada 10 o 15 minutos para evitar los amontonamientos y en los micros escolares deberán viajar dos alumnos como máximo por cada hilera de asientos.

Deberán usar barbijo, a excepción de los menores de 6 o 7 años. El desayuno y la merienda se servirán en las aulas, los recreos serán espaciados y no se permitirá el contacto físico, incluso tampoco los niños podrán traer juguetes de sus casas.

Dentro de las aulas, se seguirá un distanciamiento social estricto, incluso con los cursos al 50%. Ya no habrá pupitres compartidos. A cada alumno se le asignará un escritorio y no podrá cambiarlo.

Otro punto importante tiene que ver con extremar las medidas de higiene: se limitará el ingreso a los baños de acuerdo a la capacidad, promoverán el lavado de manos varias veces por día y se evalúa también tomar la temperatura a los alumnos.

Según informó días atrás, el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, en casi todo el país “dada la circulación del virus y de sostenerse los indicadores hasta el momento las clases presenciales se retomarían en agosto, después de las vacaciones de invierno” indicó en una entrevista concedida a Radio con Vos.

Trotta dijo que se volverá cuando estén “todos los protocolos listos” y “tengamos la capacitación necesaria para volver a la aulas”. En esa línea, explicó que “hay que construir consensos en estas semanas para que el regreso sea con la confianza de la comunidad educativa” ya que hay “muchos sectores donde hay mucho miedo”. Y agregó: “La intención es disminuir los temores y volver a clases”.

Según informó el Ministerio de Educación de la Ciudad, la prioridad de la vuelta será para los últimos cursos de cada nivel, es decir, séptimo grado de primaria y quinto año de secundaria. Cuando se retome el ciclo presencial, habrá una instancia de nivelación de los aprendizajes alcanzados a distancia y, en base a esa información, definirán tutorías para acompañar a los alumnos rezagados.