Este jueves 15 de septiembre, a las 12 h. en el Salón de Actos de la Facultad de se realizará una charla, en el contexto de la Campaña Nacional "Reciclado en Nuestras Manos", organizada por la Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores. El objetivo de la campaña es visibilizar el trabajo de los cartoneros, su importancia y sensibilizar a la población acerca de las problemáticas ambientales que generan los residuos.
Este jueves 15 de septiembre, a las 12 h. en el Salón de Actos de la Facultad de se realizará una charla, en el contexto de la Campaña Nacional "Reciclado en Nuestras Manos", organizada por la Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores. El objetivo de la campaña es visibilizar el trabajo de los cartoneros, su importancia y sensibilizar a la población acerca de las problemáticas ambientales que generan los residuos.
“Reciclado en Nuestras Manos” es una campaña impulsada por La Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores para visibilizar el trabajo que los 200.000 recicladores realizan en condiciones precarias, sin ninguna clase de derechos ni reconocimiento social. La campaña busca fomentar un sistema de tratamiento de residuos donde se incluya la labor ambiental de los recicladores informales. En este sentido, la Facultad de Agronomía promueve que las cooperativas de recicladores sean consideradas como protagonistas de las políticas de sustentabilidad en materia de residuos. Buscan visibilizarlo frente al vecino que separa sus residuos, a la empresa que quiere adaptarse a los sistemas circulares de Responsabilidad Extendida del Productor, como por el Estado que promueve políticas de reciclaje.
El objetivo es que otros actores importantes de la sociedad civil con relación a la política ambiental y también figuras públicas se sumen y respalden esta campaña para potenciar su efecto.
Reciclado en Nuestra Manos, en palabras de sus protagonistas
En el mundo se producen, empaquetan, comercializan y consumen cada vez más cosas, y todo este proceso genera residuos. Cada persona genera alrededor de 1 kilo de basura por día. 40 mil toneladas en todo el país. 14 millones 400 mil toneladas al año. El equivalente a 36 estadios de fútbol.
Toda esta basura termina en basurales a cielo abierto o se entierra en rellenos sanitarios que hoy están al borde del colapso. Esto además de ser dañino para el ambiente tiene un costo económico extremadamente alto. Solo en la Ciudad de Buenos Aires el gasto por este tratamiento asciende a 22 millones 430 mil pesos por día.
Lo único que evita que este sistema colapse es el trabajo de más de 200 mil cartoneros y cartoneras que a lo largo y ancho del país recuperan diariamente unas 10 mil toneladas de residuos. Todos estos materiales recuperados se reciclan y vuelven a la industria como materia prima para nuevos productos, haciendo más sustentable el proceso de producción.
Reciclar también ahorra energía. De esta manera, se ahorran unas 3.000 kWh por tonelada de papel reciclado, 11400 kWh por tonelada de polietileno de alta densidad reciclado, 6000 kWh en el caso del PET y 8000 kWh por tonelada en el caso del PVC, contribuyendo de esta manera a una mejor utilización de los recursos energéticos.
Los cartoneros hacen un gran esfuerzo desde las condiciones más precarias: recogen los materiales en las calles o basurales, sin condiciones mínimas de seguridad e higiene. Cumplen su labor a la intemperie, de día y de noche en jornadas extenuantes, cargando y manipulando mucho peso.
Sin embargo la gran mayoría de los recicladores no cuentan con ninguno de los derechos laborales básicos garantizados por la constitución. La enorme riqueza que generan desde la basura es aprovechada por un puñado de empresarios e intermediarios y toda la recompensa que tienen por su trabajo son balanzas trucadas y precios viles.
En definitiva, el sistema es dañino para el ambiente, costoso para la sociedad y sobrevive gracias al trabajo no reconocido ni remunerado de los recicladores. Cambiarlo es necesario y también es posible.
En el mundo hay numerosas experiencias, pero no es necesario mirar muy lejos. Las cooperativas de cartoneros y recicladores de la Ciudad de Buenos Aires lograron que se implemente un Sistema de Gestión Social del Reciclado, reconocido y premiado internacionalmente por su eficiencia, sustentabilidad y valor social. Este modelo permitió numerosos avances: aumentar el volumen de reciclado; aumentar el ingreso promedio; uniformes y condiciones de seguridad para los cartoneros; y eliminar el trabajo infantil entre otras.
Este modelo podría aplicarse a nivel nacional si las empresas que comercializan los envases que contaminan se hicieran responsables del costo de su reciclado. Hoy estamos trabajando en un proyecto de Ley de Envases, como ya existe en muchos países, para que se aplique el concepto de Responsabilidad Extendida del Productor.
Creemos que este modelo no solo es posible si no que es viable. En la Capital el costo social por tonelada recuperada es de 220 dólares, no tan lejos de Europa donde con un sistema mucho más asentado y desarrollado se ubica en torno a 140 y 180 dólares. Teniendo en cuenta que el sistema de CABA ha sido implementado hace menos de 10 años, con muchas trabas desde la autoridad pública en no facilitar su desarrollo, se demuestra que la actividad de recuperación puede ser una actividad económica de enorme relevancia tanto desde la perspectiva de la inclusión social, como de la generación de puestos de trabajo y la dinamización del consumo interno.
Impulsar un proyecto que pueda cambiar el modo en que tratamos nuestra basura, requiere del apoyo de miles de personas. Es necesario y urgente cambiar el sistema de recolección, y para hacerlo, el primer paso es reconocer el servicio ambiental que brindan quienes ya reciclan masivamente, restableciendo los derechos laborales que les corresponden. Por eso decimos #RecicladoEnNuestrasManos