El lugar fue desmantelado de manera abrubta por el Gobierno de la Ciudad en 2022.
Intempestivamente, el Gobierno de la Ciudad destruyó el espacio donde funcionaba el Galpón de Villa Ortúzar, con actividades culturales, sociales y solidarias. Pero el mismo, a pesar de los meses transcurridos, permanece en la memoria de los vecinos/as. En ese contexto, este fin de semana se colocará una placa conmemorativa en el lugar donde el mismo funcionó, en plena Plaza 25 de Agosto.
El evento será este domingo 6 de agosto desde las 15 horas en la plaza de Charlone y Heredia, en el corazón de Villa Ortúzar. «Para dejar constancia de la existencia del Galpón, donde hoy funciona un canil», invitaron los fundadores del espacio cultural, que también dicen: "El galpón no se va".
Además de la colocación de la placa, se busca convertir a la actividad en un nuevo encuentro social, por lo que habrá clases abiertas de Tai-Chi, Yoga y Movimiento Vital Expresivo. «Las y los que somos parte del Galpón de Ortúzar nos vamos a juntar este domingo para dejar constancia de lo que significa y significó este espacio para el barrio", invitan. "Que quede claro para todx vecinx que pase, por la plaza que donde hoy hay un canil antes había un lugar de encuentro cultural y participativo y el Gobierno de la Ciudad lo derribó", aclaran asimismo. Por otro lado, destacan la importancia de la presencia de la placa hacia adelante: «La memoria siempre rescata lo que merece ser salvado».
Como informó este periódico, el inconveniente se dio el pasado 30 de septiembre, cuando repentinamente el Gobierno porteño desarmó la cancha de bochas histórica de la plaza 25 de agosto (Charlone y Heredia) donde funcionaba el centro cultural comunitario "Galpón de Ortúzar".
Los miembros de este colectivo que se encargaba de hacer encuentros sociales y culturales hablaron de "avasallamiento", responsabilizaron al jefe comunal, Martín Gonzalo Garcilazo. A su vez, sostuvieron que la motivación fue la "especulación inmobiliaria" como el fin escondido en la decisión y denunciaron robo de libros de la biblioteca, sillas, mesas y estantes, todo de madrugada. El argumento del Gobierno de la Ciudad es que el lugar tiene peligro de derrumbe, y que le brindarían otro espacio al colectivo.
Pero el 6 de abril fue completamente demolido. Desde entonces se organizaron eventos en rechazo y se procuró por la defensa de los murales que recuerdan a artistas de la zona, como Martín Carrizo.