El escritor vivió durante un tiempo de su vida en Agronomía, donde ahora un barrio lo homenajea.
Julio Cortázar es de esas figuras que, lamentablemente, no vivieron mucho tiempo en la Argentina. Sin embargo, en parte del tiempo en que lo hizo, el escritor fue vecino de Agronomía, al punto que un subbarrio del mismo lleva hoy su nombre. En la semana de su aniversario de nacimiento, el ícono de la cultura recibirá un homenaje por parte de la Comuna 15: será este domingo, precisamente en el Barrio Rawson.
La actividad se denomina "Un lugar, Cortázar, Rayuela y algo más". Está programada para este domingo 27 de agosto desde las 11 de la mañana. El punto de encuentro es la puerta de ingreso al Club Comunicaciones, en Avenida San Martín y Tinogasta. Será gratuita, pero hay una inscripción previa opcional mediante la cual se entregará material vinculado al escritor. Para ello, es necesario escribir un mail a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. o Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., informaron los organizadores.
El evento se enmarca en el 60º aniversario de la publicación de Rayuela y un nuevo aniversario de su nacimiento (sucedido el 26 de agosto de 1924, en Ixelles, Bélgica). Para ello, se montará una recorrida especial en el Barrio Rawson, en Agronomía, donde vivió, acompañados por la Junta Histórica del barrio de Agronomía y Mariana Iglesias, especialista en el gran escritor.
La publicación de Rayuela se dio el 28 de junio de 1963. Escrita en París, constituye una de las obras centrales del "boom latinoamericano", ese fenómeno literario relacionado con autores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes. Rayuela narra la historia de Horacio Oliveira, su protagonista, y su relación con La Maga. La historia pone en juego la subjetividad del lector y tiene múltiples finales. A esta obra se la suele llamar "antinovela", aunque el mismo Cortázar prefería denominarla "contranovela". Significó un salto al vacío que lo distanció de la seguridad controlada de los cuentos fantásticos de su primera época como escritor para adentrarse en una búsqueda sin hallazgos a través de preguntas sin respuesta.
Escritor de cuentos, poesías, cartas, críticas, traducciones y más, cuando escribió Rayuela, entre 1950 y 1956, Cortázar transitaba sus primeros años de París, donde él mismo ha contado que fue pobre pero feliz. Entre sus particularidades se encuentra el leguaje que el autor inventó mediante sus protagonistas, La Maga y Horacio Oliveira: el glíglico. Se trata de un idioma muy rítmico y musical que se interpreta como un juego que solo hablan y comparten los enamorados, creando su propio universo.
Otra de las construcciones lúdicas que pueden encontrarse en Rayuela son los opuestos complementarios. En una oportunidad, Cortázar comentó que en su novela hay elementos que pueden compararse con las mandalas: aquellas representaciones gráficas y simbólicas que vienen del budismo y el hinduismo, en las cuales los colores tienen su posición y se complementan con sus opuestos.