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El sistema de seguridad de la Ciudad de Buenos Aires enfrenta su mayor crisis en años tras la fuga de 17 presos de la Alcaidía 9, ubicada en Gana al 400, en el barrio porteño de Liniers. El jefe de Gobierno, Jorge Macri, junto al ministro de Seguridad, Waldo Wolff, anunciaron medidas drásticas para afrontar esta situación, que pone de manifiesto serias deficiencias estructurales y operativas en las fuerzas de seguridad.

La fuga se produjo durante la madrugada del domingo, cuando los reclusos aprovecharon un hueco en una pared de ladrillo en el patio interno de la alcaidía para escapar. Según las primeras investigaciones, los presos habrían planeado el escape durante varios días, aprovechándose de debilidades en los controles y la infraestructura.

Este incidente, que se suma a otros dos escapes masivos registrados en la Ciudad en los últimos meses, ha generado gran preocupación en las autoridades porteñas y ha encendido las alarmas sobre el estado de las instituciones encargadas de la custodia de los detenidos. A finales de noviembre, 11 reclusos lograron escapar de una comisaría en Barracas, mientras que otros dos se fugaron del Centro de Contraventores de Pompeya.

Decisiones de emergencia: cambios en la cúpula policial
En respuesta a esta grave situación, el jefe de Gobierno anunció la remoción del jefe de la Policía de la Ciudad, Pablo Kisch, y de su segundo al mando, Jorge Azzolina. En su lugar, asumieron los comisarios generales Diego Casaló como jefe y Carla Mangiameli como subjefa. Asimismo, el Director de Alcaidías fue separado de su cargo mientras se avanza en la investigación de las responsabilidades internas.

"Este tipo de hechos son inaceptables y exigen una revisión profunda del sistema de seguridad y custodia en la Ciudad", expresó Macri en una conferencia de prensa. Por su parte, el ministro Wolff destacó que se están implementando medidas inmediatas para evitar que episodios similares vuelvan a ocurrir.

Investigaciones en curso y medidas de control
El Fiscal General de la Ciudad, Juan Mahiques, está liderando una investigación exhaustiva para determinar las responsabilidades en la fuga. Las autoridades sospechan que pudo haber complicidad interna, ya que los fugados tuvieron acceso al patio y el tiempo suficiente para realizar el agujero en la pared sin ser detectados.

En paralelo, la División Unidad Táctica de Intervenciones en Alcaidías (DUTIA) está realizando requisas y reforzando los controles en todas las instalaciones de detención. Estas acciones buscan identificar posibles vulnerabilidades en otras dependencias para prevenir nuevos escapes.

El jefe de Gobierno también adelantó que se llevarán a cabo auditorías integrales en los centros de detención porteños. "No vamos a tolerar la falta de profesionalismo ni las fallas en los sistemas de seguridad. Es nuestra responsabilidad garantizar la protección de los vecinos y de quienes están bajo custodia del Estado", afirmó.

Operativo de búsqueda de los fugados
Mientras tanto, continúa el operativo para recapturar a los 17 presos evadidos. Los Ministerios de Seguridad de la Ciudad y de la Nación están trabajando en conjunto, y la Policía Federal ha sumado recursos para colaborar en la búsqueda. Hasta el momento, las autoridades no han confirmado si alguno de los reclusos ha sido localizado.

La fuga generó un fuerte operativo en los alrededores de la Alcaidía 9 y en distintos puntos estratégicos de la Ciudad. Controles vehiculares y patrullajes intensivos fueron desplegados, aunque vecinos de Liniers manifestaron su preocupación ante la posibilidad de que algunos de los evadidos continúen ocultos en la zona.

Un problema estructural
La repetición de fugas en un período tan breve ha puesto en jaque al sistema de seguridad porteño y expuso las falencias en la gestión de las alcaidías y comisarías. Especialistas en seguridad advierten que el problema no solo radica en las infraestructuras precarias, sino también en la falta de capacitación del personal encargado de la custodia y en la necesidad de incorporar tecnologías que refuercen los sistemas de vigilancia.

"Cuando ocurren fugas de esta magnitud en un período tan corto, se hace evidente que no se trata de casos aislados, sino de un problema estructural que debe abordarse con urgencia", señaló Martín Arias, experto en seguridad ciudadana.

El impacto político y social
El hecho también ha generado repercusiones políticas. Desde la oposición, varios dirigentes cuestionaron la gestión de la seguridad en la Ciudad y exigieron explicaciones al Gobierno porteño. Por su parte, los vecinos de Liniers y de otros barrios afectados expresaron su preocupación y reclamaron mayor presencia policial en las calles.

A medida que avanza la investigación y se intensifican los operativos de búsqueda, este episodio deja en evidencia la necesidad de un replanteo integral del sistema de seguridad y custodia en la Ciudad de Buenos Aires, donde la confianza de la ciudadanía en las fuerzas policiales ha quedado seriamente comprometida.